jueves, 3 de mayo de 2018

DOS DÉCADAS


      7,300 días, 175,200 horas, 10, 512,000 segundos todo eso habita en 20 años.

En tan solo 20 años pueden ocurrir muchas cosas como la guerra más larga en la historia, La guerra de Vietnam tardó 20 años, a los 20 años en este siglo son más que suficientes para que uno ya tenga una familia formada. En mis 20 años he estado buscando “El sentido de la vida” Todo comienza con la pregunta ¿Qué quieres ser de grande? Esta pregunta se la hacen a uno desde que es pequeño y en ella gira en torno miles de respuestas como: Policía, Arquitecto, Bombero, pero la pregunta no tiene sentido hasta que uno mismo se la pregunta    ¿Qué quiero ser de grande?


Durante estos años no la podía responder, siempre contestaba con las respuestas más comunes y sencillas para evitarme un sermón de lo que uno tiene que ser en la vida, una vez recuerdo estar en un taxi y darle de respuesta al conductor de que quería ser Médico, ahora que lo pienso me río, nunca me vi como Médico, ejercer esa profesión no es malo, sin embargo, no es mi vocación, ver sangre, ser partícipe de la vida y muerte de las personas es algo que no soportaría, nunca pude concluir mi respuesta y sé que para algunas personas esto puede ser malo, pero pienso que no lo es.


Desde que estaba pequeña me gustaron las historias, tengo memoria de algunos relatos que me fueron contados en el kínder, siempre había un protagonista que terminaba bien y satisfecho con su historia, incluso algunos relatos de la biblia que llegué a oír me gustaron, de ahí empecé a leer cada vez más y encontré la fascinación por la literatura, algunos dicen que los que estudian para literatura mueren de hambre, la verdad es que no lo sé, tal vez crean que nos encerramos en ese mundo de ficción y es cierto, por un momento uno se siente protagonista de esas historias y hasta piensa en darle un final diferente. Leyendo me encontré con un término en el que me sentí identificada un buen tiempo Polímata. Polímata es una persona que tiene conocimiento en distintas áreas, un polímata puede ser un gran conocedor de temas muy variados y no relacionados entre sí, por ejemplo Charles Darwin fue un polímata (que por cierto el tardó 20 años en publicar su teoría del “Origen de las especies”) al final me di cuenta que no podía ser un polímata, debido a que no tengo mucho conocimiento más que por la literatura y la geografía.

Por mucho tiempo me pasé buscando eso que le diera sentido a mi vida, observé a la gente y vi que algunas eran felices con sus profesiones quería encontrar la mía, pasé de observar a la gente a leer biografías de las personas que llegue a admirar, me di cuenta que ninguna seguía un mismo patrón y que todas al igual que yo eran diferentes, puedo añadir que salió algo muy bueno de esto aparte de aprenderme las biografías de las personas, descubrí mi mayor miedo y sí, le tengo miedo al olvido, si hay algo de lo que estoy segura es que no quiero que me olviden, quisiera ser recordada por haber aportado algo bueno, quizá no al mundo, pero si con la gente que me rodea, sueño con tener una buena biografía como la de las personas que admiro.


Años más tarde la respuesta llegó a mí, de golpe sin haber estado buscándola. Una mañana tenia un proyecto en la preparatoria sobre escribir una obra de teatro y leí sobre un rol “El hombre” este rol quizá no sea el protagónico de la obra, el hombre es el que se encarga de llenar los espacios vacíos de las obras de teatro, el hombre puede salir en una escena y estar en el fondo siendo un barrendero y en la siguiente ser un soldado y desempeñar diferentes papeles, todo dentro de una misma obra, el hombre es importante porque si esos espacios estuvieran vacíos la obra no podría desarrollarse bien. ¡Por fin pude encontrar el sentido de la vida! Quiero ser el hombre de mi propia obra de teatro (de mi propia vida)


Quiero ser Ángela la contadora porque esa es la carrera que estoy cursando en la universidad, pero no solo quiero ser eso, quiero escribir un libro para que nadie me olvide, pero tampoco quiero solamente ser Ángela la escritora, quiero un día hacer mi propia ropa, pero no quiero ser solo Ángela la costurera, quiero hacer y vivir miles de cosas, pero no quiero tener un límite.

El hombre no tiene límites y es dueño de su libertad.



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