lunes, 26 de marzo de 2018

Escondida


Lo veo ahí, siempre desde el otro lado.

Si estuviéramos en un río, él estaría en el borde de una cascada y yo en la copa de algún árbol.

Oh cariño me vuelves loca y solo estás respirando, tu pecho sube y baja al compás del viento, mientras que a kilómetros de distancia lanzó un suspiro por ti.

¿Cómo es que me haces sentir cerca estando distante?
Todo este tiempo he estado dando vueltas en círculo y cuando te vi detenidamente, el mundo se detuvo para luego dar vueltas y vueltas hasta marearme.

¿Qué eres? Cariño podría definirte como el suspiro delicioso de algo inesperado, como el exhalar de un muerto, el sonido deleitoso de una canción, el verso perfecto de un poema, la trama maravillosa de una novela y lo único que piensas que has hecho es existir.

¿Qué alguien me diga que es esto que siento? El sentimiento al verte es tan ¡Por Dios! dolorosamente dulce, que me descompone que me lleva a la depresión para luego construirme y volver a sentirme nueva, renovada.

Y luego me miras desde donde esté, si cambiamos de plano dónde está vez este situada desde las sombras acechándote, tú desde la luz, sientes mi mirada y enseguida me buscas para terminar uniéndonos y perderme en el océano de tus ojos.

El sentimiento duele me recorre el estómago hasta la garganta, me dejas sin aliento y de algo estoy segura, que al verme a los ojos puedes leerme y saber que por ti, sólo por ti, ardo como el fuego.

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