Estábamos en clase de literatura y como siempre el maestro
hablando y mi mente habitaba todos los lugares posibles, menos en lo que
debería estar centrado.
Fue así hasta que menciono que daría un curso de “POEMAS” fue ahí
cuando mi mente regreso al lugar y fijo los ojos y oídos hacia el profesor. “Un
curso de poemas” – pensé. Para mi escribir un poema resultaba realmente difícil.
Pídeme que te escriba una historia de cualquier género, puedo
escribir un ensayo, hasta un discurso para nuestro presidente y podré hacerlo,
estoy seguro de que mis discursos serán mejor y más ingeniosos de los que el
presidente haya leído JÀMAS, pero al momento de escribir un poema es ahí cuando
los versos y las rimas no me cuadran, no puedo transmitir un sentimiento alguno.
Mientras el profesor hablaba explicaba que un poema jamás es
planeado, que las rimas y versos fluyen como una necesidad, como una
inspiración. De repente me empecé a molestar, es claro que las cosas no ocurren
así, llevo toda mi vida intentando escribir un poema y no sale.
Escribir un poema es para los dioses.
Resulto que estaba equivocado y fíjate que
curiosa es la vida, mientras discutía en mi mente con mi profesor, me vi
interrumpido en mis pensamientos por un sonido en la puerta, que en el momento
se me hizo molesto, pero no fue hasta que escuché una voz –“¿Puedo pasar? –
preguntó. Vi como el profe asintió con la cabeza e inmediatamente mi corazón
empezó a latir de forma desbocada, no entendía por qué sentía que todo mi
sistema se estaba acelerando, algo me impedía verte, no puedo explicar el
motivo de por qué me quede paralizado y de cómo mi mente transporto mi cuerpo a
la Antártida y sentía un frió recorriendo por mi cuerpo,
agreguémosle que decidiste sentarte cerca de mí y que un olor a
fresas te acompañaba, tal vez no podía verte por que en alguna parte de mi mente
no quería experimentar la decepción.
Salí de clases aún sin voltear a
verte, pude percibir tu olor y el calor de tu cuerpo presente, mi mente dejo de
dar vueltas, pero mi cuerpo se seguía moviendo de forma rígida, me había
convertido en un robot en cuestión de segundos, volví a escuchar tu voz para mí
la voz es sumamente importante podrán pensar ¿Qué demonios importa en la voz?
Para mí la voz es el conjunto de frecuencias sonoras que dan sentido a lo que
dices. Podrá venir la chava más guapa del mundo y si su voz no me gusta, ya no
hay nada, se pierde el encanto.La voz es el conjunto de sonidos que me permiten encontrar a las
personas que viven en la misma frecuencia que yo.
Fue ahí cuando pasaste a un contacto
físico y no hablo de uno sexual, si no como pasaste a tocar mi hombro y a
preguntarme los horarios de la clase, me sonreíste esperando respuesta y me di cuenta
de que no solo mi cuerpo era frígido, mi voz se volvió tartamuda y podría
apostar que mis ojos brillaron al verte, te contestè de forma torpe. Estabas
por irte, pero algo en mi interior me impidió dejarte ir, así que aproveché el
momento y te saqué platica.
No fue difícil hablar contigo, la
literatura tiene tantos temas diversos en los que tú y yo jamás nos
aburriríamos, pudimos pasar horas hablando y te sentí cómoda. Al principio
sentía que mirabas el mundo desde lo alto, desde un balcón exclusivo donde
nadie que conozca; observa, pero no me di cuenta de que en realidad
compartíamos ventana, no en ese momento.
Pasaron los meses y pasamos a ser los
protagonistas en las clases, tú me habías dado un nuevo enfoque y debo confesar
que me sentí feliz.
Llegue una tarde a casa con impulsos de
escribir, escribí y escribí hasta que acabe y fue ahí cuando al ver mi escrito
había dado paso a un poema. Mi maestro tenía razón, el poema había salido de la
nada y los versos rimaban perfectamente, recuerdo tener en mente tu sonrisa al
escribir. Era todo lo que necesitaba, sé que debería sentirme derrotado por mi
maestro.
Pero no fue así, había obtenido a una musa y me sentía como
un ganador...
No hay comentarios:
Publicar un comentario