He
despertado y me he dado cuenta que algunos momentos importantes han sido en un
escenario, quizá no el mismo, pero siempre este recurso ha estado presente y
cuando diga cuál es, pensarás que es algo estúpido y hay una remota posibilidad
de que lo que sea, pero tengo argumentos válidos que pudiera haber una
coincidencia entre tu y yo.
El
escenario/recurso del que hable hoy no es más que remotamente que… UNA CAMA
Estarás
pensando ¿Por qué una cama? Aquí te va mi historia…
Todo comenzó
en la cama, no recuerdo el día en que nací puesto que era un bebé y a esa edad
no tenemos conciencia o tal vez sí, pero en ese momento la conciencia este
dormida, el punto es que nací en una cama, ese fue el escenario doloroso de mi
madre ya que tuvo que parir para que naciera y el de mi padre el más feliz
puesto que el me esperaba con ansías.
En mi niñez
mi cama soporto todo tipo de golpes, ella parecía haber sido entrenada para ser
un saco de box, recuerdo perfectamente que con ella desquitaba mi coraje en las
noches, siempre pataleaba en la cama pidiendo a gritos que mi capricho del día
se cumpliera, no olvidaré que también funcionó como muro contra monstruos, en
ella me hundía con todos mis miedos.
En la
pubertad mi cama fue mi confidente, desde hacer actos íntimos entre ella y yo,
hasta que el tiempo hizo llegar mi primer amor, y fue así, como mi cama fue
testigo de las veces que me hundía pensando en ella y sintiendo como en el estómago
se formaban vacíos y terminaba pedaleando como idiota, tiempo más tarde sufrió
conmigo un desamor dando paso a mi primer insomnio en el que daba vueltas y
vueltas como loco, escuchó mis plegarías cuando pedía al cielo, al destino y no
sé cuántos santos que no me apartaran de ella y esas veces en las que terminaba
en llanto.
Pasó el tiempo
y me convertí en un adolescente llegando a mí una diversidad de
responsabilidades, recuerdo los insomnios que vivimos juntos, las veces en las
que me acostaba y entre las sabanas y almohadas me ponía a soñar, ella fue
testigo de las veces en que soñé despierto y por ratos sonreía.
El primer
paso en el que me sentí adulto fue cuando me mudé de casa, cuando abandoné la
comodidad de mi hogar para irme a vivir a un departamento y sentirme
independiente, no puedo evitar reírme de lo mucho que sufrí, al mes de vivir
solo y de trabajar para vivir, en el trabajo no hacía nada más que en extrañar
mi cama. Las pesadillas también formaron parte de mi vida, así que añadámosle
que también fue testigo de las veces que desperté a gritos. Fue confidente de
un hecho importante en mi vida, recuerdo aquella vez en la que una noche antes
me fui a dormir y me sentía nervioso, me cubría con las sabanas intentando
evitar los nervios que me hacían sentir al tener un aniversario con la mujer
que amaba, a la noche siguiente regresé con compañía y ella fue un gran testigo
de una entrega de amor. Las entregas de amor se prolongaron días y noches,
semanas, meses y años, fueron tantas que nos sumergimos en nosotros mismos y no
queríamos abandonarla.
Una vez más
fue testigo del producto de nuestras entregas de amor, esas noches en la que mi
esposa no dormía porque mi hijo que yacía en su vientre no la dejaba dormir,
hasta que él nació.
Si la cama
hablará sabría de memoria todos los cuentos que le dije a mi hijo, sabría con
certeza que fueron una mezcla con mis sueños.
Mi hijo
creció y abandonó su hogar para formar una familia, eso dio paso a que mi
esposa y yo, volviéramos a la cama esta vez sintiéndonos un poco cansados, tal
vez ya no la usábamos como cuando éramos unos jóvenes, pero antes de dormir mi
esposa me confesaba lo que sentía y siempre casi siempre terminábamos dormidos
los dos al mismo tiempo.
Presenció también
aquel día en el que se me partió el corazón, una mañana mi esposa no despertó,
estaba tan cansada que el destino la dejó partir, esa noche lloré su ausencia y
le reclamé por haberse ido al cielo antes que yo.
Ahora es testigo
de mis pesadillas, de lo mucho que sueño ya sea dormido o despierto, esto es un
análisis de la vida en la que mis escenarios fueron una simple cama, ella me
conoció como boxeador (cuando sufría mis grandes golpes de niños), como bailarín
(cuando le bailaba a mi esposa encima de ella), como cantante (cuando le
cantaba las canciones de cuna a mi hijo), como soñador y ahora como un sabio y
maestro de la vida.
Todo comenzó
en la cama y estoy seguro que ella presenciará cuando este corazón deje de
latir….
No hay comentarios:
Publicar un comentario