viernes, 16 de febrero de 2018

Todo comenzó en la cama...



He despertado y me he dado cuenta que algunos momentos importantes han sido en un escenario, quizá no el mismo, pero siempre este recurso ha estado presente y cuando diga cuál es, pensarás que es algo estúpido y hay una remota posibilidad de que lo que sea, pero tengo argumentos válidos que pudiera haber una coincidencia entre tu y yo.

El escenario/recurso del que hable hoy no es más que remotamente que… UNA CAMA

Estarás pensando ¿Por qué una cama? Aquí te va mi historia…

Todo comenzó en la cama, no recuerdo el día en que nací puesto que era un bebé y a esa edad no tenemos conciencia o tal vez sí, pero en ese momento la conciencia este dormida, el punto es que nací en una cama, ese fue el escenario doloroso de mi madre ya que tuvo que parir para que naciera y el de mi padre el más feliz puesto que el me esperaba con ansías.

En mi niñez mi cama soporto todo tipo de golpes, ella parecía haber sido entrenada para ser un saco de box, recuerdo perfectamente que con ella desquitaba mi coraje en las noches, siempre pataleaba en la cama pidiendo a gritos que mi capricho del día se cumpliera, no olvidaré que también funcionó como muro contra monstruos, en ella me hundía con todos mis miedos.

En la pubertad mi cama fue mi confidente, desde hacer actos íntimos entre ella y yo, hasta que el tiempo hizo llegar mi primer amor, y fue así, como mi cama fue testigo de las veces que me hundía pensando en ella y sintiendo como en el estómago se formaban vacíos y terminaba pedaleando como idiota, tiempo más tarde sufrió conmigo un desamor dando paso a mi primer insomnio en el que daba vueltas y vueltas como loco, escuchó mis plegarías cuando pedía al cielo, al destino y no sé cuántos santos que no me apartaran de ella y esas veces en las que terminaba en llanto.

Pasó el tiempo y me convertí en un adolescente llegando a mí una diversidad de responsabilidades, recuerdo los insomnios que vivimos juntos, las veces en las que me acostaba y entre las sabanas y almohadas me ponía a soñar, ella fue testigo de las veces en que soñé despierto y por ratos sonreía.

El primer paso en el que me sentí adulto fue cuando me mudé de casa, cuando abandoné la comodidad de mi hogar para irme a vivir a un departamento y sentirme independiente, no puedo evitar reírme de lo mucho que sufrí, al mes de vivir solo y de trabajar para vivir, en el trabajo no hacía nada más que en extrañar mi cama. Las pesadillas también formaron parte de mi vida, así que añadámosle que también fue testigo de las veces que desperté a gritos. Fue confidente de un hecho importante en mi vida, recuerdo aquella vez en la que una noche antes me fui a dormir y me sentía nervioso, me cubría con las sabanas intentando evitar los nervios que me hacían sentir al tener un aniversario con la mujer que amaba, a la noche siguiente regresé con compañía y ella fue un gran testigo de una entrega de amor. Las entregas de amor se prolongaron días y noches, semanas, meses y años, fueron tantas que nos sumergimos en nosotros mismos y no queríamos abandonarla.

Una vez más fue testigo del producto de nuestras entregas de amor, esas noches en la que mi esposa no dormía porque mi hijo que yacía en su vientre no la dejaba dormir, hasta que él nació.

Si la cama hablará sabría de memoria todos los cuentos que le dije a mi hijo, sabría con certeza que fueron una mezcla con mis sueños.

Mi hijo creció y abandonó su hogar para formar una familia, eso dio paso a que mi esposa y yo, volviéramos a la cama esta vez sintiéndonos un poco cansados, tal vez ya no la usábamos como cuando éramos unos jóvenes, pero antes de dormir mi esposa me confesaba lo que sentía y siempre casi siempre terminábamos dormidos los dos al mismo tiempo.

Presenció también aquel día en el que se me partió el corazón, una mañana mi esposa no despertó, estaba tan cansada que el destino la dejó partir, esa noche lloré su ausencia y le reclamé por haberse ido al cielo antes que yo.

Ahora es testigo de mis pesadillas, de lo mucho que sueño ya sea dormido o despierto, esto es un análisis de la vida en la que mis escenarios fueron una simple cama, ella me conoció como boxeador (cuando sufría mis grandes golpes de niños), como bailarín (cuando le bailaba a mi esposa encima de ella), como cantante (cuando le cantaba las canciones de cuna a mi hijo), como soñador y ahora como un sabio y maestro de la vida.

Todo comenzó en la cama y estoy seguro que ella presenciará cuando este corazón deje de latir….

No hay comentarios:

Publicar un comentario